Abstract
Insinuada con excesiva frecuencia la contraposición existente entre la arquitectura española de los años treinta frente a la concebida en la década de los cuarenta, generalmente su valoración se ha resuelto mediante la aplicación de tópicos, sin haberse esbozado en ningun momento un mínimo análisis crítico. A partir de esta imagen, son dos los problemas que se desprenden: por una parte, se condena de manera global a toda la arquitectura del momento mediante la aplicación de argumentos subjetivos o, por lo menos, independientes del fenómeno; de otra, pocas veces se intenta profundizar en lo que sudefipone el concepto de arquitectura "fascista" y, generalizada esta idea, se identificará con la casi totalidad de la concebida en la década de los cuarenta. Ridiculizada entónces, identificada con conceptos malditos y en algunos casos hasta kisch la imágen de una ciudad racionalista situada dentro de un esquema social democrático aparecía en el recuerdo como ideal punto de referencia. Y sólo cuando algún arquitecto vuelva formalmente a desarrollar de manera parcial los esquemas de GATEPAC, se considerará un intento de vuelta a la normalidad (1).