Abstract
Al aproximarnos al estudio de las ciudades españolas de la segunda mitad del XVIII, nos enfrentamos a un material que resulta ser de muy distinta naturaleza: referencias cartográficas, memorias de proyección, información facilitada por los censos, descripciones en libros de viajes o guías para forasteros, grabados, perspectivas o vistas a vuelo de pájaro de núcleos urbanos... ; aparentemente su conjunto ofrece una imagen global de la ciudad: existe, sin embargo, un problema debido al carácter contradictorio de los documentos citados; a menudo los planos tan sólo son siluetas de población, donde no se detalla la configuración de la trama ni se define cual fue la ocupación real de manzanas; en otras, el autor decídió integrar en su diseño proyectos que no llegaron a realizarse; en los grabados o perspectivas se cambia, a menudo, la escala o se incluyen fantásticos equipamíentos, con los que la referencia aparece distorsíonada; si leemos las guias de forasteros o almanaques veremos como, en su mayoría, se concibieron como largas listas donde se enumeraban calles, se daba referencia de palacios e iglesias más importantes, fíjándose a continuación posibles recorridos que permitiesen ver, comodamente, los hitos mencionados, pero nada se decía sobre la cíudad. Por último, tampoco los libros de viajeros son referencia fidedigna puesto que, a menudo, sus opiniones sobre una misma ciudad eran contradictorias, bien por valorar distintos aspectos, o, caso de coincidir, por expresar opiniones diferentes.