Abstract
En el transcurso del proceso del ensilado de forrajes, desde el momento en que la planta se siega
hasta la distribución del forraje ensilado a los animales, es inevitable que se produzcan pérdidas, tanto
de material forrajero como de nutrientes y calidad
nutritiva.
El objetivo es manejar todo este largo proceso
de forma que estas pérdidas sean las mínimas posibles, aunque algunas de ellas, sobre todo las debidas a una climatología adversa, sean más difíciles
de evitar.
En esta nueva entrega explicaremos cuáles son
las principales pérdidas que se producen en el ensilado, dónde tienen lugar y cómo se pueden evitar
o, al menos, reducir su incidencia.
Los factores más importantes que influyen sobre
las pérdidas que se producen a lo largo del proceso
de conservación y uso del forraje en forma de ensilado son las pérdidas mecánicas en el campo, las
pérdidas visibles e invisibles en el silo (almacenamiento) y al abrir éste para su consumo.
La composición y calidad del material al final
del proceso de ensilado puede ser muy diferente
que la del forraje que se segó. La mayor parte del
material perdido es el de mayor digestibilidad de la
planta: el contenido celular. Y el material que
queda es el más resistente, las paredes celulares,
pero también el de menor calidad nutritiva. El contenido celular está normalmente en disolución o en
suspensión, y se perderá en el efluente del silo si
antes no ha podido ser metabolizado por la planta
o por la actividad enzimática microbiana. Cuanto
mayores sean las pérdidas, menor será la digestibilidad y el valor energético del producto resultante
del ensilado. Del mismo modo, cuanto mayor sea la
pérdida de MS mayor será la degradación de la
fracción proteica del forraje y, con ello, menor será
su valor nutritivo.
Por tanto, la preservación del contenido celular
de la planta de su pérdida por respiración, fermentación, lavado o descomposición aeróbica es la
esencia de la técnica eficiente de ensilado.
Un modelo de las pérdidas de MS en sistemas de
ensilado bien manejados se representa en la figura
1. Las pérdidas pueden ser muy reducidas si el forraje
se corta y recoge directamente (como es el caso
del maíz) y con un contenido en MS entre el 30 y 35%,
evitando las pérdidas derivadas tanto de la permanencia del forraje en el campo para su prehenificación como de la no producción de efluentes