Abstract
Los no lugares, al igual que la ciudad, han evolucionado hasta meterse dentro de nuestras casas convirtiéndolas en un espacio en el que ya no se socializa internamente sino que mediante la tecnología nos alejamos de ese ámbito personal que suponíamos que era el hogar. Nos encontramos inmersos en una sociedad evolucionada, la llamada sociedad informacional, que se encuentra condicionada por la globalización de la tecnología, la economía, la comunicación..pero también por el apego a su identidad. La forma de relacionarnos está cambiando y no hablamos solo de un espacio físico en la ciudad ya que ha aparecido un espacio virtual que pretende acortar distancias y facilitarnos el acceso a la información. Esta serie de cambios afecta indudablemente a nuestra forma de percibir el mundo y más concretamente a nuestro entorno urbano. ¿Debería mantenerse el idealismo de preservar la ciudad cuidando su identidad o deberíamos aceptar la globalización y los cambios sociales y promover un diseño urbano adaptado a ellos? ¿Es necesario devolverle la ciudad a sus ciudadanos? ¿Debemos avanzar hacia ciudades cuya identidad es precisamente la carencia de identidad?