Abstract
Entre lo que es urbano y lo que no, puede que solo haya una carretera de separación. El imparable crecimiento de la población urbana conlleva una adecuación del territorio global para albergar los modos de vida humana, desplazando así al resto de modos de vida no humanos. Algunos autores como Pier Vittorio Aurelli hablan de este proceso como la urbanización, la cual implica una pérdida de la entidad política de los individuos en favor de una mayor homogeneización del espacio. Las autopistas son precisamente uno de esos espacios de urbanización que, a su paso, cosen, fragmentan, urbanizan, desruralizan, el territorio. Detrás de todos estos procesos, siempre existen unas leyes elaboradas desde el Estado constructor de espacios urbanizados, mediante las cuales se consolida una idea común de como habitar los espacios y el territorio. ¿Es posible comprender estos procesos mediante una relectura de las leyes, o de la situación de los cuerpos respecto de esas leyes, y cambiar así el espacio? Se propone en este trabajo una lectura del paisaje legal del margen de una autopista genérica, como es la A1 en el tramo Madrid-Burgos. Con el objetivo de plantear nuevos horizontes en la epistemología del urbanismo, constreñida actualmente en parámetros homogeneizadores y dualistas.