Abstract
La mayor parte de arquitectura que conocemos o creemos conocer, nos ha llegado a través de libros, de la publicidad, las revistas, los textos pedagógicos y prescriptivos, los catálogos comerciales, las exposiciones... Pero sobre todo a través de la fotografía. Hemos conocido aquello que nos rodea gracias a que la fotografía y la arquitectura se han servido mutuamente. Todos estos recursos han sido siempre primarios. Pero quizás por su condición efímera, caduca y, en algún sentido, banal, este material está siendo utilizado como fuente auxiliar, secundaria o complementaria, de otras fuentes. Es obvio que la lucha entre el papel y los recursos digitales ya terminó hace tiempo. Es una batalla vencida por los canales digitales y tan solo preservada por algunas publicaciones en papel, de una manera lánguida y romántica. El análisis de las diferentes estrategias de difusión dedicadas a difundir los principales valores de la arquitectura, nos lleva al estallido producido por las plataformas sociales, alrededor del 2006, que fue determinante en la manera de comunicar que muchos saben pero que no todos reconocen. Estas redes son actualmente, un arma de neocolonialismo liberal de la cultura y la comunicación. Estas condiciones determinaron el cómo se producía la comunicación masiva mediante las novedosas plataformas, cuya principal característica fue la evidencia de que no era posible un retorno en la forma de comunicar, por su globalización y por el enorme espectro de usuarios a los que accedían, así como la aceptación por su parte. La evolución del mensaje, el lenguaje y el contenido que se comparten en estas nuevas redes, ha superado diferentes etapas, comenzando los primeros años por un sigiloso y alabado uso. Esta etapa primeriza, más ingenua que moduladora, no dio lugar a una transformación social, debido a la existencia de un espectro muy reducido de redes sociales. Pero con el paso del tiempo el número de páginas webs se ha visto tan incrementado que resulta difícil buscar y elegir el recurso más idóneo y que mejor se adapte a nuestras necesidades. La información se ha multiplicado y repetido, haciendo en ocasiones un poco difícil su uso y búsqueda. Se ha pasado a otra etapa de difusión de la arquitectura en la que se ha permitido el ‘todo vale’, definido por un falso anonimato en las redes del contenido. Resulta evidente pensar que el debate actual de la Arquitectura se encuentra en estas redes y plataformas, en hallar una manera de que dialoguen todas entre ellas, para así facilitar el conocimiento de la Arquitectura. Esto se podría conseguir mediante una herramienta de catalogación sencilla para navegar, al alcance de todos, que promoviera la interacción y la generación de una comunidad alrededor de la arquitectura como podría ser una macro red social. Una herramienta que agilizara la búsqueda, que fuera rigurosa y seria con su reflexión, y que se convirtiera en el icono por excelencia del ámbito. Así se fomentaría una educación arquitectónica accesible para todo aquél que estuviese interesado en aprender y adquirir nuevos conocimientos. «En la modernidad, el éxito de una arquitectura está ligado estrechamente a las condiciones de su difusión en los medios. Uno de los objetivos del historiador de la arquitectura moderna es entender la determinante influencia de los medios».