Abstract
A través de las diferentes propuestas de definición
de ciudad que se enuncian en la arquitectura
de la segunda mitad del siglo XVIII, se plantea, en
cualquiera de sus casos, como una evidencia, una
dialéctica entre el objeto arquitectónico y el papel
de la organización urbana. Aceptando el hecho de
que tanto en la ciudad de nueva planta de colonización
como en la ciudad industrial -donde se plantea
el tema de los equipamientos- o en la comunidad
ideal como, por último, en la propuesta del primer ensanche
que, ya en el XVIII, se manifiesta en
ciertos núcleos, el carácter anificial del lenguaje urbano
se entiende a menudo desde los supuestos del
embellecimiento, e intentando definir la ciudad en
un cierto sentido por contrastes, la exaltación de las
nuevas realizaciones se destacarla claramente ante
la imagen del barroco. Así, redefiniendo el sentido
que deben de tener las puertas de entrada, planteando
al mismo tiempo la existencia de un eje privilegiado
-por su decoración- y dignificando los
alrededores del Palacio Real, sólo en los últimos
momentos del siglo XVIII la arquitectura jugará
un papel distinto, intentando, a través de referencias
puntuales, sentar las bases de la nueva ciudad,
y tomando el ejemplo de Madrid podremos ver claramente
como los conceptos enunciados para las
grandes ciudades europeas son conocidos por parte
de los arquitectos ilustrados españoles.