Abstract
Tras la proclamación de la República, en 1931 se produjo en España un momento de desconfianza económica que agravó la situación generada por el crack de 1929. Ante la fuga de capitales de quienes recelaban del nuevo Gobierno y ante el retraimiento en inversiones de quienes buscaban el hundimiento económico de la República, el Gobierno Azaña optó por afrontar proyectos de Estado que, por su trascendencia y escala, fueran capaces de reactivar la economía, fomentar el empleo y, en consecuencia, alejar el fantasma de un paro obrero que habría llevado a identificar República con miseria económica. Desde esta idea, Indalecio Prieto, Ministro de Obras Públicas, concibió los tres grandes proyectos de la República: la transformación de Madrid (el desarrollo de un Plan Comarcal en el que la prolongación de Castellana se convertía, conforme a la propuesta de Zuazo de 1929, en eje articulador); ordenar, en Alicante, el espacio residencial y de ocio que se conocería como Playa de San Juan y, por último, coordinar la actividad de las distintas confederaciones hidrográficas en lo que se denominó Plan Nacional de Obras Hidráulicas.