Abstract
Hace ahora poco más de treinta años que Guillermo Lohmann abría una nueva línea de reflexión al publicar su Historia marítima del Perú en los siglos XVII Y XVIII. Abandonando los estudios locales esbozados por tantos eruditos, su trabajo buscó explicar y diferenciar las distintas políticas desarrolladas por la Corona respecto a los mares del Sur, contraponiendo los criterios mantenidos, en los momentos últimos del XVI, por el virrey Francisco de Toledo con las opiniones dadas, dos siglos mas tarde, por Ulloa, Jorge Juan, Bonet, o Castejón. Porque si para el primero (de acuerdo con las Indtrucciones dadas por Carlos V) la defensa de los mares del Sur se resolvía edificando una torre en «lo más estrecho del Paso de Magallanes, en la banda septentrional, para guarda y llave de aquella puerta porque otro no se anticipe a hacella», para los ingenieros militares de la segunda mitad del XVIII las defensas en el Pacífico debían restringirse a la fortificación de las solas plazas de Acapulco, Panamá, Callao, Valparaíso y Valdivia. 0, lo que es lo mismo, proponiendo un proyecto territorial que debía superar los límites de los virreinatos y entender como un todo la costa comprendida entre la Baja California y Tierra de Fuego.