Abstract
Las lesiones hiperpigmentadas representan un motivo de consulta frecuente en Atención
Primaria. Pueden ser causadas por el daño solar, inflamación u otras lesiones de la piel,
incluido el acné vulgar.
Según la OMS, se estima que cada año se producen en el mundo 132.000 casos de
melanomas malignos (el cáncer de piel más dañino que existe) y mueren aproximadamente
66.000 personas por causa de éste y otros tipos de cáncer de piel. Las cifras no dejan de
aumentar llegando a triplicarse en países como Noruega y Suecia.
La dermatoscopia es una técnica diagnóstica no invasiva, in vivo, que se ha convertido en
una herramienta indispensable para el dermatólogo en el diagnóstico y tratamiento de
lesiones pigmentadas y el reconocimiento temprano del cáncer cutáneo. Consiste en la
visualización de la lesión a través de un dermatoscopio. Instrumento óptico que permite
examinar las lesiones por debajo de la superficie cutánea, amplificando la imagen
sospechosa una vez eliminados los fenómenos de reflexión y refracción de la luz sobre la
piel.
En los últimos 20 años se han descrito múltiples criterios dermatoscópicos y morfológicos
que permiten el diagnóstico precoz del melanoma maligno al igual que patrones que logran
identificar los diferentes tipos de nevus permitiendo con ello disminuir errores diagnósticos
ante la presencia de lesiones no claras, dependiendo por supuesto, de la experiencia del
examinador y de sus conocimientos de patrones y algoritmos.
El objetivo principal de este trabajo fue estudiar la posibilidad de introducir al mercado un
nuevo dermatoscopio con una serie de mejoras tanto para el médico como para el paciente
en cuestión. La idea principal consiste en incorporar un sistema de conexión que permita
mantener una distancia adecuada entre las personas involucradas en el estudio.