Abstract
¿De qué manera comienza el proceso compositivo? ¿cuál es el primer paso en el diseño de un cartel, o de una planta de arquitectura, o de la carátula de un libro? Casi por impulso natural se tiende a ordenar el espacio mediante simetrías, mitades exactas, formas geométricas reconocibles, encajadas,
tangentes, perfectamente inscritas o circunscritas... ¿Por qué sucede esto? ¿Puede existir orden y buena composición
empleando otra serie de recursos, o los mismos de una forma diferente? ¿podrían liberarse las formas geométricas de las
tendencias clásicas y mantener el rigor y sentido compositivo? Dimitri Bulánov, junto con tantos otros artistas de la época, demuestra que sí es posible un diseño bueno, inteligente, lógico y ordenado usando de otra manera las reglas de la composición clásica, así como nuevos recursos cuyo valor reside en la capacidad de acentuar el
mensaje que se desea transmitir. Algunos de los recursos compositivos más frecuentes en su obra podrían titular categorías como: la simetría aparente, la repetición de
elementos, puntas que rompen, puntas que mueven, palabras que se adaptan a la forma, o el uso de la diagonal. En todos ellos, "liberar" será uno de los términos más importantes en el marco de esta nueva concepción artística constructivista. Eliminar, mover, crear nuevas tensiones, jugar, desplazar,
dejar respirar... Además, la inclusión del concepto "tiempo" en un soporte estático desarrollará también un papel
fundamental. Resulta muy interesante el análisis de cómo cada uno de estos conceptos es llevado a la práctica por
el artista, así como el ejercicio de imaginar cómo serían las mismas propuestas de diseño, pero empleando aquellas condiciones que eran más estrictas y estáticas. O imaginar también los recorridos en el tiempo que muchas de las escenas, figuras o formas parecen protagonizar. Adentrarse en la geometría -a veces oculta- que hay detrás de cada obra; en los gestos del artista, la perspicacia, las bondades, o la picardía. Entenderlos y aprender.