Abstract
A principios del siglo XX la ciudad de Roma ofrecía una percepción totalmente distinta a la de la actualidad. Muchos monumentos y edificios que habían tenido su etapa de esplendor durante el Imperio Romano o el Renacimiento habían caído en el olvido. Algunos se conservaron gracias al cambio de uso producido en las distintas épocas, y otros fueron ocultados parcial o totalmente por tejido residencial de una salubridad cuestionable.
Esta imagen cambiaría con la proclamación de la dictadura fascista de Benito Mussolini, etapa en la cual el urbanismo fue una herramienta clave que transformó la capital en una imagen propagandística de los ideales del fascismo italiano.
Mussolini pretendía crear la Tercera Roma, una ciudad que debía ser tan poderosa como lo fue el Imperio de Augustus, y que debía resolver los problemas de necesidad y de grandeza. Con este objetivo se iniciaron una serie de operaciones de sventramento e isolamento, en las cuales se produciría una reedición del pasado de la ciudad, seleccionando el tejido de las épocas del Imperio Romano y la Roma de los Papas, y eliminando restos de épocas consideradas de decadencia.
Con el propósito de ver cómo afectaron estas intervenciones a la Ciudad Eterna, se realiza una evaluación del impacto morfológico, funcional y escenográfico, ambiental y social sobre las tres grandes intervenciones que se llegaron a realizar: El nuevo núcleo para la Roma Fascista (Via del Mare, Via dell’Impero, Via dei Trionfi e Isolamento del Campidoglio), el fin de la ‘Cuestión Romana’ (la Via della Conciliazione) y el 2000 aniversario de Augusto (Isolamento del Mausoleo de Augusto y el traslado del Ara Pacis).