Abstract
Si a día de hoy hubiese que destacar una característica para definir a la sociedad del
siglo XXI sería la competitividad que envuelve cualquier actividad con independencia del sector
analizado. Esto es una condición que se viene gestando desde hace mucho pero que se ha visto
drásticamente acelerada a partir de la década de los 2000 como consecuencia de la evolución
exponencial de nuevas tecnologías que han permitido el desarrollo de instrumentos mucho
más modernos y que el traslado de la información procesada de manera casi inmediata se
convierta en una realidad.
El sector eléctrico se erige como uno de los pilares fundamentales sobre los que se
apoya cualquier actividad, ya sea comercial o doméstica. La secuela de ser un factor
imprescindible es la creciente exigencia en cuanto a producción energética para abastecer las
necesidades de todos los demandantes. Llegados a un límite, no es viable continuar incrementando
los niveles de generación y es aquí donde se vuelve clave la modernización del sector
aprovechando los avances realizados en otras áreas de conocimiento.
De cara a la elección de este Trabajo Fin de Grado ha supuesto un aliciente añadido el hecho de
que en esta nueva concepción de sistema eléctrico se impulsen energías alternativas a las
tradicionales que reduzcan la dependencia de combustibles de origen fósil. Por el momento, un
frente de oposición que ha ralentizado su penetración en un mayor grado ha sido la intermitencia
asociada a los recursos de los que depende (sol, viento, oleaje, ...) en sus condiciones de
funcionamiento. Sin embargo, en el marco de las redes modernas, está ganando peso la idea de
una generación más descentralizada donde la inserción de energías renovables se ve mucho
menos penalizada por el hándicap mencionado.
Dentro de la transformación que se está llevando a cabo en el sector de la electricidad, se ha
identificado como un punto de mejora importante el trabajar de manera más colaborativa con el
consumidor y romper con la barrera de la gestión de la energía únicamente en base a la
captación de información por parte del suministrador. Siguiendo esta línea, el acercamiento al
receptor de la energía se concibe a través de dos criterios: uno basado
en incentivos y otro apoyado en compensaciones económicas. Este proyecto, aún siendo consciente de la importancia de la concienciación del rol a desempeñar por el consumidor,
no ha querido centrar el foco en este proceso de captación.
El objetivo principal que se ha buscado ha sido entender y analizar cuál es el beneficio
competitivo que se extrae de aplicar una metodología en la que se modifica la concepción de los
consumos desde una percepción de rigidez a otra en la cual estos perfiles pueden ser
adaptados de forma conveniente. Esta flexibilidad de la carga permite reajustar la demanda de tal
modo que se reduzca la amplitud de las solicitaciones de consumo a las
que debe responder el sistema haciendo que éste se comporte de una manera más estable.