Full text
Preview |
PDF
- Requires a PDF viewer, such as GSview, Xpdf or Adobe Acrobat Reader
Download (796kB) | Preview |
Esteban Avendaño, Guillermo (2019). Hogarizar: el paraíso artificial de la existencia. Proyecto Fin de Carrera / Trabajo Fin de Grado, E.T.S. Arquitectura (UPM).
Title: | Hogarizar: el paraíso artificial de la existencia |
---|---|
Author/s: |
|
Contributor/s: |
|
Item Type: | Final Project |
Degree: | Grado en Fundamentos de la Arquitectura |
Date: | January 2019 |
Subjects: | |
Freetext Keywords: | Hogar, hogarizar, refugio, flâneur, hombre, mundo |
Faculty: | E.T.S. Arquitectura (UPM) |
Department: | Proyectos Arquitectónicos |
Creative Commons Licenses: | Recognition - No derivative works - Non commercial |
Preview |
PDF
- Requires a PDF viewer, such as GSview, Xpdf or Adobe Acrobat Reader
Download (796kB) | Preview |
Hogarizar es convertir un espacio anodino en hogar, es alcanzar un estado de seguridad, comodidad y soberanía, pues el hogar depende más del propio usuario que del espacio donde se encuentre. A través de los ensueños accedemos al imaginario colectivo y exploramos la relación entre el hombre y el mundo. Investigamos la arqueología de la imagen del hogar que nos permite, en el presente, “rumiar lo primitivo” y fortalecer la experiencia del hogar. Bien al devolvernos mentalmente al refugio primitivo o al contemplar el fuego, esa imagen arcaica que ha acompañado al hombre desde el inicio. También pertenece al territorio de los ensueños el nido, la primera morada perdida, cuyos recuerdos de protección proyectamos en todas las viviendas habitadas después. Hogarizamos a través del contraste, de la comparativa. La sensación de calor y protección aumenta al sentirnos guarecidos mientras arrecia el temporal. Y a falta de lluvia vivida, evocaremos un invierno que reforzará nuestra felicidad de habitar. Podemos hogarizar el mundo replegándonos en el interior de nuestra consciencia, desplazándola en búsqueda de un hogar en nuestras nostalgias o en nuestros anhelos, o en nuestros recuerdos siempre que contemos con un desencadenante que barra el óxido que el olvido depositó sobre ellos. También podemos hogarizar el mundo arrojando sobre el exterior un manto de amabilidad ilusoria fruto de la fantasía, como son las ciudades de la literatura; fruto del error, como es la invulnerabilidad que sentíamos durante la infancia; o fruto del engaño, como la intimidad prefabricada de los hoteles. Abandonarse a la indiferencia no hogariza el mundo, la libertad que se experimenta al principio se ve truncada cuando uno se da cuenta que no se le puede dar la espalda al tiempo, a su transcurrir. La indiferencia es estéril. Tampoco la ciencia hogariza el mundo, nos desvela sus fenómenos y durante un instante nos lo brinda propio. Pero esta conquista se torna fugaz si seguimos profundizando, pues la magia a la que nos enfrentábamos en primer término reaparece bajo otro nombre, a otra escala, pero igual de insondable. Hogarizamos apoyándonos en la humanidad. La comunidad nos ofrece una identidad y la multitud nos otorga refugio. La empatía, herramienta que nos permite conectar entre nosotros, está mermada en la ciudad y sociedad contemporánea, cuyo continuo torrente de imágenes apaga nuestra imaginación y nuestra empatía, que recuperamos en la soledad y en la oscuridad. Finalmente, exploramos la vía de hogarizar mediante la consciencia, entendida como una atención a la hora de vivir, una avidez de todo. Aplicada a cuatro escalas: cuerpo, casa ciudad y mundo. El cuerpo se hogariza haciendo el amor, en los brazos del amado sientes que tu cuerpo existe, adquieres una certidumbre de su presencia. La casa se hogariza a mediante la acción doméstica consciente, al reconocer los muebles la vivienda se revaloriza a nuestros ojos. La ciudad se hogariza recorriéndola a pie, construyendo sobre el paisaje urbano, diferentes monumentos afectivos, que responderán a anécdotas y situaciones. Convertiremos la ciudad en un mapa constelado de experiencias y refugios, reflejo de nuestro paisaje interior. Por último, al experimentar la inmensidad, se establece un diálogo entre la inmensidad exterior y la de nuestro ser interior que provoca una crisis existencial. Descubrimos morir y aparece en nosotros la pasión por la vida del condenado a muerte. De ahí sacamos la fuerza para hogarizar el mundo entero, para convertirlo en el paraíso artificial de la existencia, en todos sus niveles, cuerpo, casa, y ciudad. Nos convertimos en amantes, amos de casa y flâneurs pues está en nosotros hacer del mundo un maravilloso hogar.
Item ID: | 54307 |
---|---|
DC Identifier: | https://oa.upm.es/54307/ |
OAI Identifier: | oai:oa.upm.es:54307 |
Deposited by: | Biblioteca ETS Arquitectura |
Deposited on: | 14 Mar 2019 12:33 |
Last Modified: | 20 May 2020 07:45 |