Abstract
La inversión Socialmente Responsable, conocida también por las siglas ISR surge en el siglo XX en Estados Unidos por agrupaciones religiosas que excluían las inversiones que iban en contra de sus creencias. No obstante, son las catástrofes naturales e injusticias sociales a final de dicho siglo las que provocan el desarrollo hacia el concepto actual de ISR. Aunque en Europa esta modalidad de inversión llega más tarde, en los años 70, actualmente este continente es el más desarrollado en cuanto a la oferta de este tipo de productos financieros. Además, cabe mencionar la posición de los países emergentes en este mercado dada su importancia latente en el mundo financiero. A pesar de que los mercados emergentes estén tratando de desarrollarse en el ámbito sostenible por las presiones externas, dichos países presentan mayor dificultad en esta evolución dadas sus características (entre las que destacan la inestabilidad política y la falta de avance tecnológico). Por otra parte, también existen diferencias en la implantación de estos criterios sostenibles en las empresas en función de sus tamaños. Las conocidas como Large Caps han implementado la sostenibilidad como parte de su estrategia en la búsqueda del éxito. Esta nueva tendencia está siendo acogida muy bien porque ofrece ventajas competitivas. Por el contrario, es complicado encontrar Small Caps que se hayan sumado a las prácticas sostenibles siendo las altas inversiones requeridas una de las principales causas. Parece que la sostenibilidad premia a las empresas que la aplican otorgándoles un valor añadido en forma de diferenciación, estabilidad a largo plazo y mejor imagen corporativa dada la demanda social actual. De este modo, no resulta extraño que sea la categoría de renta variable la que más oferta productos sostenibles. Sin embargo, aunque la renta fija actual no presenta muchas posibilidades de inversión responsable, si se analiza la repercusión de adoptar practicas sostenibles en estos fondos se llega a la conclusión de que, del mismo modo que ocurre con la renta variable, podrían beneficiar a estos productos financieros. Esto es así dado que los principales productos de renta fija, los bonos, poseen un valor ligado directamente al riesgo de impago por parte del emisor y, si se tiene en cuenta que las decisiones en base a criterios sostenibles suelen ir ligadas a un aumento de la estabilidad, los bonos sostenibles podrían considerase más atractivos que los tradicionales.