Citation
Cervilla García, Alejandro
(2016).
Las cien columnas de Mies.
"Memoria del curso ... (Unidad Docente Alberto Campo Baeza, Universidad Politécnica de Madrid)"
(n. 15-16);
pp. 82-91.
ISSN 2530-9072.
Abstract
Alejandro III de Macedonia siempre recordaría con pesar la orden de destruir la capital persa en aquel día fatídico del año 330 a.C. El incendio y el saqueo acabaron con la gran Apadana, la sala de audiencias de Darío I, con sus setenta y dos columnas de piedra de veinte metros de altura, y sus capiteles rematados con figuras de toros y leones. Tampoco hubo compasión con el Salón del Trono de Jerjes, la Sala de las Cien Columnas, una sala hipóstila cuadrada, de setenta metros de lado, conformada por una retícula cuadrada de 10x10 columnas.
Mientras Persépolis ardía, el joven emperador macedonio recordaba las clases de Aristóteles. El filósofo griego le había hablado del Palacio Persa, y de otras muchas arquitecturas famosas por sus columnas, como el Templo de Amón en Karnak, con sus 134 columnas colosales, o el más cercano Templo del Partenón, con su peristilo de 46 columnas dóricas. Y recordaba cómo la columna no sólo sostenía el peso de aquellas estructuras, sino también, su Belleza. Y vio cómo el deseo de venganza del pueblo griego había vencido a su amor por la Belleza. Nunca nadie más podría contemplar la hermosura del Palacio de Persépolis.