Abstract
La ciudad de Madrid crecerá inexorablemente hasta que colmate todo el término municipal. Tenemos que prestar atención a los últimos espacios libres que quedan. Los terceros paisajes crean en Madrid una red de corredores ecológicos no proyectados que conectan entre sí los corredores naturales que están asociados a los ríos. Existe un momento en la construcción de los PAUs en el que la naturaleza regresa y reocupa las zonas aún sin construir. Frente a la monotonía, la biodiversidad. Frente a la monotonía, un elemento singular. En el Este de Madrid hay una mina que pronto quedará abandonada, y la naturaleza ya se ha abierto paso. Sobre ella se cierne la amenaza de la urbanización. Un gran anillo puede proteger 70 hectáreas del tercer paisaje que existe hoy en día. Se trata de un lugar de paso para la vida animal y vegetal, un stepping stone. Esta gran infraestructura contiene lo que le falta a este modelo de ciudad de los PAUs: el tejido productivo y todo lo asociado a este. Con el crecimiento actual de las ciudades es necesario emplear nuevas técnicas que permitan reducir la cantidad de suelo consumido para los productos alimentarios. El aplamiento y la tecnología acuapónica más avanzada permiten liberar más de la mitad del suelo que se usaría en una explotación agropecuaria convencional. Una estructura neutra y homogénea es el contenedor perfecto para todas las actividades que se tienen que desarrollar. Las instalaciones las hacen posibles. La naturaleza se desarrolla salvaje de manera independiente con la ayuda adicional de los abonos que se generan en el edificio debido al uso ganadero. El edificio se relaciona en planta baja con la naturaleza y con la ciudad mediante un mercado con otros usos complementarios que se extiende hacia el exterior del edificio. El resto de las plantas sirven a la baja, y al resto del barrio y generan los productos que se venderán en los comercios. La conexión con la ciudad se materializa con las plazas que aparecen en el choque de geometrías del edificio y la trama urbana y se completa con una serie de miradores públicos para que los vecinos puedan disfrutar del tercer paisaje sin dañarlo. Mientras, en el interior, la naturaleza permanece cautiva, pero conectada y exuberante.