Abstract
Ante la realidad social de que ya no hay fronteras entre la casa y la ciudad, el trabajo y el ocio, los espacios son compartidos y el trabajo es colaborativo... Nacen una nuevas demandas arquitectónicas a nivel de contenedores urbanos que han de hibridar el espacio y el tiempo de los ciudadanos. Life Lab nace como esa reflexión en torno a las necesidades básicas humanas de trabajo, ocio y convivencia entendiéndolas como un todo. El proyecto se enmarca en el barrio de Chamartín, caracterizado por ser el distrito financiero de Madrid por excelencia y se ubica en las proximidades de la Nueva Estación. Ambas edificaciones se presentan como una parte potencial de la Operación Nuevo Norte de Madrid. El gran eje vegetal que unifica ambas operaciones, nace en el interior de Life Lab y se expande abiréndose a la ciudad y prolongándose en dirección norte hasta la M30. Se proyecta una gran plataforma colgada diáfana y multifuncional para espacios de trabajo compartidos. Con posibilidad de adaptación a las distintas situaciones en las que se encuentren tanto los proyectos, como los trabajadores. Se plantea una residencia temporal mediante un juego de módulos que experimentan lo que podría ser la convivencia en este tipo de contenedores. Dichos módulos-habitación poseen la unidad mínima de intimidad en su interior, pero se abren generando actividad y convivencia en su entorno. La planta baja, que alberga las actividades de ocio, se encuentra libre de toda estructura gracias al mecanismo de cuelgue de la plataforma. Permite la conexión directa de lo privado con lo público, ya que la celosía que envuelve todo el perímetro puede abrirse en cualquier punto y, por lo tanto, estar en contacto directo con la ciudad. El edificio pone al servicio del barrio sus dotaciones al mismo tiempo que la ciudad entra en el edificio.