Abstract
El espacio, pero más concretamente el interior vinculado a lo doméstico, es algo inherente al ser humano. Desde las cavernas de los hombres primitivos hasta los modelos de viviendas de nuestras ciudades, todos han tratado de resolver una necesidad primordial del ser humano: encontrar un lugar para guarecerse y donde poder protegerse. Porque, ante todo, los seres humanos somos seres interiores; y al igual que el cuerpo funciona como contenedor del alma, el ser humano necesita de un lugar donde protegerse, cubrirse, al que poder regresar y llamar hogar. El hogar entendido como el espacio íntimo y privado donde cada individuo encuentra la esencia de lo más profundo y transcendental de su ser. Un espacio que ha evolucionado y se ha desarrollado de forma muy diferente debido a su vinculación con la cultura y las costumbres propias del lugar y momento histórico al que han pertenecido. Por ello y bajo esta premisa, en el presente trabajo se propone un viaje entre dos países y dos momentos históricos muy diferentes: los Países Bajos del siglo XVII y los Estados Unidos del siglo XX. Se tiene el objetivo de observar, analizar y comparar un conjunto de cuadros en los que el protagonista sea el espacio interior y doméstico. Para ello se han cogido tres pintores holandeses -Johannes Vermeer, Pieter de Hooch y Nicolaes Maes- para dar una visión del Realismo Naturalista, y compararlo con el Realismo Trascendental y Social Americano de comienzos del siglo XX a través de la obra de Edward Hopper. Todos ellos se han caracterizado por expresar mediante sus pinturas, y de forma muy verídica y a la vez teatral, la realidad de su cultura y su país. Se involucraron y preocuparon en hacer entender la relación que existía entre el habitante y el espacio habitado. Este estudio comparativo se aborda desde cuatro asuntos clave: en primer lugar, el espacio doméstico holandés contenedor e ideal de la dignidad y virtud frente a los espacios doméstcios de las grandes urbes estadounidenses cuyo modelo de perfección y virtud es la trasparencia de las relaciones sociales expuestas a la luz de un escaparate; además de la figura humana, la luz y la materialidad, así como el amor y el parentesco, conforman los últimos ejes comparativos de este estudio.