Abstract
Al pasear por las ciudades del siglo XXI, solemos observar grandes torres con fachadas dinámicas, onduladas, retorcidas y, sobre todo, muy espectaculares. Pero, ¿estas formas, aparentemente aleatorias, tienen alguna relación con su distribución? y ¿el interior de estas torres también ondula o se retuerce? El presente trabajo se inicia con la hipótesis de que la mayoría de las torres residenciales del siglo XXI, suelen dotar de completa autonomía a su envolvente y así, romper la relación de esta con su interior. Sin embargo, para obtener un punto de vista más global y buscar las razones y el posible origen de esta tendencia, el trabajo comparará ejemplos de torres residenciales de dos etapas históricas determinadas. Ambas transcurrirán en un periodo de tiempo de 20 años y la primera se localizará a mediados del siglo XX, es decir, de 1950 a 1970, y la segunda en los primeros años del siglo XXI, es decir, del 2000 al 2020. En la primera parte del trabajo y en base a los mismos criterios, se analizará cada torre de forma individual. De esta manera, se podrán comparar las dos etapas históricas, con ejemplos y criterios objetivos, y llegar así, a las conclusiones del trabajo. A lo largo de este proceso, se intentará verificar la hipótesis de partida, además de reflexionar sobre el origen de la arquitectura contemporánea y su posible futuro.