Abstract
A lo largo de la historia, la arquitectura de los edificios teatrales ha ido evolucionando conforme al tipo de espectáculos representados en ellos y según sus necesidades. En el proceso de estudio del espacio escénico actual se pone de manifiesto el estrecho vínculo existente entre la obra teatral y el espacio en el que se desarrolla, de manera que una escena toma vida en un escenario y es necesario el conocimiento de la situación para recrear la atmósfera deseada. Para ello la arquitectura se apoya en la escenografía. El desarrollo de un proyecto escenográfico es muy complejo. En él intervienen múltiples elementos como son los materiales (forma, color, tamaño…), la iluminación, el sonido, la versatilidad… que van desde la infraestructura hasta el detalle y que deben controlarse de forma minuciosa considerando el espacio de representación, el público al que se dirige y los recursos materiales, económicos y personales con los que se cuenta. Pero además debe adaptarse al contenido de la obra creando espacios ficticios con la finalidad de reproducir la atmósfera deseada. El creciente auge de diversos espectáculos de teatro ha hecho necesario el uso de tecnología que permita incorporar más movimiento y nuevos efectos especiales. Por otro lado, la idea de que un espectáculo sea para todos los públicos va más allá de la edad. Se buscan teatros inclusivos, accesibles a personas con movilidad reducida o con discapacidad auditiva, por ejemplo, que faciliten programas con códigos de comunicación, sistema de audio e intérprete en lengua de signos. Además, se pretende también avanzar en el compromiso de las artes escénicas con el medio ambiente planteando teatros más sostenibles ecológicamente y socialmente.