@unpublished{upm20265, year = {2004}, school = {Arquitectura}, doi = {10.20868/UPM.thesis.20265}, note = {Unpublished}, title = {La fachada como lugar en la arquitectura contempor{\'a}nea}, abstract = {La tesis se articula en tres cap{\'i}tulos, estructurados siguiendo un proceso de extensi{\'o}n espacio temporal paralelo al que incumbe al cuerpo propio, entendiendo por tanto la fachada, es decir el rostro de la arquitectura (facies), como proyecci{\'o}n directa de nuestra exterioridad y punto de registro de las alteraciones que afectan tanto a nuestra corporeidad como al objeto arquitect{\'o}nico y al paisaje natural y urbano contempor{\'a}neo. El cuerpo, su esqueleto, su piel, su rostro, y las diferentes m{\'a}scaras que filtran su relaci{\'o}n con el mundo, se convierten en la clave para una lectura interdisciplinar de las mutaciones que se registran en las fronteras arquitect{\'o}nicas. La extensi{\'o}n espacio temporal del cuerpo es el punto de partida de la investigaci{\'o}n y la estructura misma de la tesis que se desarrolla con el siguiente criterio: la fachada en relaci{\'o}n con el rostro y el cuerpo propio (relaci{\'o}n: cuerpo arquitectura, rostro- fachada); la fachada en relaci{\'o}n con el edificio; su separaci{\'o}n y autonom{\'i}a formal, estructural y comunicativa (relaci{\'o}n: piel esqueleto; estructura revestimiento). la fachada con respecto al nuevo paisaje natural y urbano (rostro paisaje; fachada nueva ecolog{\'i}a, en un contexto de hibridaci{\'o}n tecnol{\'o}gica y artificializaci{\'o}n del mundo). En el primer cap{\'i}tulo partimos portante del cuerpo propio, entendiendo que las diferentes formas, fachadas o rostros que vestidos, cosas y casas adquieren en el tiempo, son proyecciones directas de nuestra exterioridad en un proceso de extensi{\'o}n espacio temporal que es tambi{\'e}n un proceso de significaci{\'o}n. Como ya avisaba Ortega, todas las extensiones del hombre, es decir los productos de la t{\'e}cnica y de la industria que el hombre construye para adaptarse a diferentes condiciones de vida, se convierten en instrumentos para clasificar socialmente una persona, y son por tanto m{\'a}scaras o "estilos" que revelan las {\'e}pocas correspondientes. Por La m{\'a}scara y sus diferentes connotaciones se convierten en medios para analizar un proceso que nos sit{\'u}a finalmente en la "m{\'a}scara electr{\'o}nica", es decir una piel h{\'i}brida, mejorada y extendida hasta los l{\'i}mites propios del mundo, que responde a los cambios impuestos por la moda y a los devenires cada vez m{\'a}s acelerados. En el segundo cap{\'i}tulo nos situamos en la piel del objeto arquitect{\'o}nico y en su proceso de desvinculaci{\'o}n formal, estructural y comunicativo de la estructura, en un debate abierto con diferentes connotaciones entre revelar y enmascarar El proceso pasa por diferentes momentos hist{\'o}ricos, destacando: el Renacimiento, como momento en el que se forja el t{\'e}rmino fachada, como resultado de una determinada manera de entender la representaci{\'o}n arquitect{\'o}nica, social y urbana; la Revoluci{\'o}n Industrial, por la introducci{\'o}n de los nuevos materiales y sistemas de producci{\'o}n y consumo que se materializan en las Grandes Exposiciones Universales; finalmente la Posmodernidad, como momento en el que se forjan las bases de la "superficialidad posmoderna", como Jameson la define, desde el presupuesto de una necesidad de s{\'i}mbolos y significados que justifica las actitudes formales propias del final del siglo XX y las alteraciones en el l{\'i}mite que se perfilan en el nuevo milenio. En el tercer cap{\'i}tulo se investigan las consecuencias de esta desvinculaci{\'o}n a nivel del paisaje natural y urbano, en una perspectiva de hibridaci{\'o}n planetaria que pone en cuesti{\'o}n las clasificaciones tradicionales. La fachada es finalmente interfaz, t{\'e}rmino de ra{\'i}z inform{\'a}tica, que indica en s{\'i} mismo las alteraciones que afectan al l{\'i}mite, convertido en lugar, membrana osm{\'o}tica y filtro de informaciones. La interfaz es una m{\'a}scara pues, como la definici{\'o}n indica, remite al intercambio de informaci{\'o}n pero no al proceso que dicho intercambio determina El l{\'i}mite es por tanto un lugar, una entidad ensanchada e indeterminada en la que ocurren intercambios e interacciones que s{\'o}lo se revelan a pocos selectos y que tienen en definitiva que quedar ocultas. En este lugar nos situamos para analizar las alteraciones contempor{\'a}neas que afectan a nuestras ciudades, objeto, como la piel del cuerpo propio, de la colonizaci{\'o}n despiadada del consumo de masa y de la tecnolog{\'i}a electr{\'o}nica. Por un lado el fascinante mundo interconectado y fluido de las redes y por otro lado ciudades cada vez m{\'a}s fragmentadas en las que los l{\'i}mites se multiplican, obligando a situamos con nuevas actitudes frente a un paisaje y a una naturaleza controlados con diferentes grados de manipulaci{\'o}n. Si la fachada en su acepci{\'o}n tradicional supon{\'i}a una actitud de continuidad urbana y de respecto de reglas compositivas determinadas, la piel es un territorio m{\'a}s abierto y flexible, que puede ser camuflado, enmascarado, desmaterializado con diferentes estrategias que son en definitiva respuestas a la dilataci{\'o}n y proliferaci{\'o}n de los l{\'i}mites y a las necesidades de una sociedad en la que predomina el control en todas sus acepciones. La fachada tradicional aislaba, proteg{\'i}a y filtraba prudentemente las relaciones entre la esfera p{\'u}blica y la privada, al tiempo que revelaba el estatus y el rol de cada edificio en su contexto. La anulaci{\'o}n de la fachada en la modernidad, tanto a nivel del objeto arquitect{\'o}nico como de la ciudad misma, supone una actitud de rechazo frente a la m{\'a}scara y la contraposici{\'o}n edificio - paisaje como entidades aut{\'o}nomas. El artefacto arquitect{\'o}nico se concibe como objeto aislado y la propia ciudad crece de manera exacerbada anulando el sentido de la fachada tradicional. Hoy la sustituci{\'o}n de la fachada por la interfaz no deriva de una actitud moralista, pues la {\'e}tica ha sido anulada por una estetizaci{\'o}n que ocupa todos los niveles de la sociedad y de la vida. Asumimos que la m{\'a}scara, como ya dec{\'i}a Semper, siempre es necesaria, pero si la fachada era m{\'a}scara social, la interfaz es una m{\'a}scara electr{\'o}nica, piel h{\'i}brida capaz de ser infinitamente colonizada y de responder a las exigencias de cambio que impone el mundo en el que vivimos. El campo de investigaci{\'o}n queda abierto, perfil{\'a}ndose la posibilidad de imaginar una arquitectura menos preocupada por efectos formales y espectaculares, y m{\'a}s centrada hacia las posibilidades que ofrece la electr{\'o}nica en su aplicaci{\'o}n a la arquitectura como respuesta a las exigencias del hombre contempor{\'a}neo.}, url = {https://oa.upm.es/20265/}, author = {Trovato, Graziella} }