Abstract
Las diferentes reformas urbanas que a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII se llevan a cabo en Madrid, corresponden, en su mayor parte, a intentos de transformación de la antigua ciudad barroca desde
los supuestos enciclopedistas. Conocidos estos supuestos -por la
prensa económica del momento, encargada de difundir los cambios
experimentados en Francia, será debido a la llegada a Madrid en 1759
del Rey Carlos de Nápoles el que se definan las primeras modificaciones.
Ante el lamentable estado de abandono y falta de higiene en
que se encuentra la capital, la idea de aplicar a Madrid los conceptos
difundidos por el pensamiento racionalista se van a precisar a un
doble nivel: por una parte, se establecen nuevas normas tendentes a
desarrollar la red de alcantarillado y de empedrado, al tiempo que se
regula la iluminación de las calles mediante la adopción de un sistema
de farolas; por otra parte, surgen toda una serie de proyectos, aparentemente
independientes unos de otros, dirigidos a la reordenación de
los accesos de la ciudad y donde los proyectos de puertas de acceso,
de paseos o de inclusión de la naturaleza en la ciudad corresponde
con la imagen de nueva ciudad que enuncian los teóricos del pensamiento
ilustrado l.