Abstract
La arquitectura de José Antonio Martínez
Lapeña y Elias Torres (JAMLET) es bien
conocida y ha presentado siempre unos
perfiles tan intensos como variados, pues
está llena de ingredientes imaginativos y
lúdicos, de figuraciones inesperadas y de
provocaciones, al tiempo que de corrección
profesional, de rigor funcional y de
sentido común. Hay proyectos en que
ambas cosas se mezclan, pues el tema así
lo requiere, pero hay otros en que, también
por la índole del asunto, uno de los
dos extremos domina extraordinariamente
sobre el otro hasta hacerlo, casi, desaparecer.
Hoy nos toca presentar y glosar aquí casi
todas las variantes de su modo de trabajar.
Esto es, desde proyectos "serios"
tocados por levísimos gestos lúdicos o
por ninguno -como son el de la biblioteca
tarraconense y los de las viviendas en
Sabadell y en Ibiza- hasta divertimentos
absolutos, como es El vigilante del paisaje.
Pasando por todos los intermedios,
esto es por el Proyecto para el concurso
de un pabellón y puente para la Expo de
Zaragoza, el de la Escuela del Campus de
Levante en Barcelona y el del Hotel
Iberus, también en Zaragoza, todos ellos
tocados por ambas manos maestras,
afectados por ambos talantes. Pero a la
condición dual y mixta de JAMLET a la
que nos hemos referido, hay que añadir
cosas que amplían no sólo la diversidad
de carácter, sino también la temática:
decoraciones, como la del Saló Daurat en
el Palau de la Generalitat de Barcelona;
diseños, como la Chimenea en el Forum
-compañera de su brillante pérgola
solar- y ropajes de edificios, la fachada
para El Corte Inglés de Pamplona, segunda,
después de la ya brillante