Abstract
La decisión de participar en el programa del avión de combate europeo (EFA) ha tenido una doble importancia para nuestro país: por una parte, se colabora en un programa de avanzada tecnología, el más avanzado en su género en Europa; con el importante impulso tecnológico que ello representa para la industria aeronáutica española; y por otra parte se ha facilitado la instalación en España de una industria de desarrollo y fabricación de motores de reacción, cuya ausencia era una anomalía en el contexto aeronáutico europeo (cuadro n.° 1) sobre todo considerando la importancia de Iberia a nivel europeo y el de las Fuerzas Aéreas de nuestro país.
España tuvo una importante industria de motores alternativos de aviación, siendo interesante señalar que en la década del 40 y parte de la del 50, cuando en España aún no existía fabricación de motores de automoción, ya se volaba con motores nacionales, incluso de diseño propio. También en la década del 50 se desarrolló en España un motor de reacción, el I N I - 1 1, ensayándose dos motores prototipo en el INTA.
Aquella importante industria se la dejó desaparecer, con un desinterés tantas veces repetido en nuestro país en cuestiones técnicas; sobre todo las españolas.
La falta de industria del motor ha venido costando a nuestro país en los últimos años, por término medio, de 50.000 a 60.000 millones de pesetas anuales en motores de aviación y repuestos.
Por ello se considera tan importante la decisión de participar en el motor del programa EFA, lo que ha permitido, como ya se ha señalado, que comience a subsanarse la citada anomalía.